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SE NECESITA OPTIMISMO

Esta semana, se han intensificado las campañas con miras al plebiscito del 4 de septiembre. La característica de la campaña del “Apruebo”, ha sido transmitir a la población, la mayor cantidad de contenidos de la nueva constitución. También un esfuerzo por exhibir la variopinta agrupación de partidos políticos, movimientos sociales, y personas independientes, que impulsan una nueva constitución. Claramente es una imagen distinta, a la que acostumbrábamos ver en campañas pasadas. Junto al color rojo característico de los partidos de izquierda, se divisa ahora, el verde, banderas moradas, la multicolor de las minorías sexuales, y otras de pueblos originarios. No es tarea fácil, sintetizar en el breve espacio de la franja electoral, que se transmite en televisión, la complejidad de un país diverso, como es hoy Chile. Definitivamente, esa imagen que se enseñaba en las escuelas de Chile, de uniformidad de colores, de sonidos, de hablas y de culturas, no es tal. Después de todo, bastaba con recorrer el territorio nacional, para darse cuenta de la multiplicidad de expresiones culturales, de voces, que no eran reconocidos oficialmente en toda su magnitud e importancia. A mi juicio, el esfuerzo que ha hecho el colectivo de partidos y movimientos, que sustentan el Apruebo, ha sido tratar de mostrar a todo el país, esa multiplicidad de colores y de formas, y cómo eso puede sustentar una idea de país, más fuerte y estable, que una imagen ficticia de homogeneidad. Sólo la noche del 4 de septiembre, podremos saber, si esta variopinta mezcla de colores, de personas, y de ideas, logra cuajar en un apoyo masivo y mayoritario a la opción del apruebo.

                Desde los partidos que sustentan el rechazo a la nueva constitución, también se ha innovado en cuanto a la forma de llegar al electorado. En el olvido quedaron las franjas políticas, donde se hacía desfilar a los “coroneles” de la UDI, o a los rostros más conocidos de la derecha tradicional, incluidos algunos ex miembros de gabinetes de la dictadura. Se sacó de escena de un plumazo al ex presidente más exitoso de la derecha, de los últimos 30 años, y también a los ex candidatos presidenciales del sector. Ni Piñera, ni Kast, cumplen funciones en el comando, y ninguno de los dos, figura en la pauta de medios defendiendo la constitución del 80’. Una innovación sugerida por las consultoras, y agencias de publicidad, es presentar el discurso de apoyo a la opción rechazo, a través de figuras que militaron o militan aún en partidos de la ex concertación. En un giro publicitario arriesgado, se entregó el papel más visible a políticos y políticas, que cumplieron roles en los gobiernos de la centro izquierda. El mensaje que se pretende entregar, es que la constitución del 80’, sí permitiría efectuar los cambios que la ciudadanía exige. Pero que estos cambios deben hacerse en otro proceso, el que se iniciaría después de vencer la opción rechazo. Otro elemento que contiene la campaña de la derecha, es la creación de múltiples grupos o agrupaciones civiles, con el fin de contrarrestar las decenas de organizaciones sociales que apoyan la opción apruebo. Muchas o la totalidad de las agrupaciones que figuran en la nómina del rechazo, fueron constituidas para el sólo efecto de esta campaña, y carecen de existencia anterior. La paradoja que se da, es que lo que resulta más importante para la derecha chilena, que es defender la estructura y distribución del poder, de la constitución del 80’, se ha externalizado. Se ha entregado a figuras políticas, que si bien, hoy no gravitan en la centro izquierda, alguna vez pertenecieron a ese mundo. La defensa, de lo que va quedando de las ideas de Jaime Guzmán y compañía, en la constitución del 80’, hoy no la hace directamente la derecha, sino que la hacen los hermanos Walker, Ximena Rincón, Isidro Solís y otros. Esta suerte de travestismo político, puede ser considerado una jugada magistral, o una derrota ideológica y moral, todo dependerá de si esta estrategia de convencimiento del electorado, logra imponerse o no el 4 de septiembre.

                A dos semanas del plebiscito, no está muy claro aún el resultado. Si bien todos los estudios de opinión, dan por vencedor al rechazo, en todas esas mediciones, aún existe un porcentaje considerable de indecisos. Adicionalmente la supuesta ventaja del rechazo va de un 12% a un 6% dependiendo de la empresa encuestadora, cifras que según los expertos podrían variar en lo que resta de campaña. Agrega incertidumbre al dato que arrojan las encuestas, el voto obligatorio. Se desconoce cómo se comportará ese porcentaje de votantes que acudirá por primera vez a las urnas. Para esta elección se encuentran habilitados para votar en Chile un total de   15.076.690 personas, en tanto en el exterior se encuentran habilitados 97.239 personas, lo que en total suma 15.173.929 personas habilitadas para votar. Si consideramos que, en la elección presidencial de 2021, la votación con mayor participación electoral de nuestra historia, concurrieron 8. 363. 910 personas, aún existe un amplio margen de electores a sumarse, considerando la importancia de esta decisión, así como la obligatoriedad del voto. No existe ninguna estimación de cuantos millones de votantes más se sumarán, según el director del SERVEL, concurriría una cifra superior a los 8 millones de personas. Pero existe un dato que podría dar una pista, según informa el mismo SERVEL, en consultas por RUT en su página de información por elector, se ha ingresado unos 12 millones de consultas. Esto, no indica intención de ir a votar, pero sí representa un interés por conocer el lugar de votación del elector, lo que podría estar revelando una asistencia masiva el día 4 de septiembre.

                En lo que a mí respecta, cada vez más tengo claro, que el camino que se ha trazado Chile, a través del proceso constituyente, es el camino correcto, sea que concluya en una nueva constitución el 4 de septiembre, sea que deba iniciarse un nuevo proceso constituyente, en caso de que se imponga el rechazo. Hemos elegido como país, el camino de la paz, de resolver nuestras diferencias a través de un mecanismo institucional y democrático. Eso es lo que debiera importarnos a todos y todas, más allá de nuestra posición personal. Debemos tranquilizarnos, Chile no termina ni comienza el 4 de septiembre. Si vence el apruebo, no se producirán expropiaciones ni de viviendas, ni de taxis colectivos, tampoco de empresas, ni entidades bancarias. ¿Vamos a tener que salir a trabajar igual?, por supuesto que sí, que es la ley de la vida, esa de ganar el pan con el sudor de la frente. Y no reviste ninguna injusticia aquello, por el contrario, contar con un trabajo digno, es un derecho fundamental, que espero todos podamos gozar en lo sucesivo.

                Dediquemos este tiempo que queda hasta el plebiscito, a reflexionar sobre lo que queremos para Chile, pero partiendo por lo que queremos para nuestra familia, porque desde allí parte la organización de nuestra sociedad. Esa es la base fundamental, y es lo que nos une, en un propósito común seamos rojos, azules, morados o verdes. Soy optimista y pese a las dificultades de la vida, pienso siempre lo mejor de todo, y deseo que podamos enfrentar el mañana con esperanza.

Ernesto Sepúlveda Tornero