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SIN MIEDO A NOSOTROS por Gabriel Muñoz Obando

Antes de hablar de la constitución actual… es importante remontarse a su origen 11 de septiembre de 1980, fecha que fue aprobada en un polémico plebiscito durante el régimen militar, bajo situaciones irregulares, donde la dictadura utilizaba los clásicos afiches y esquelas llamando a la ciudadanía a votas por SI, se utilizaron breves spot televisivos no más  de 1 minuto promoviendo el voto afirmativo del plebiscito, en cambio la oposición solo podía realizar pequeñas manifestaciones en la vía pública sin acceso a la televisión y limitados a las radios. La manifestación opositora más importante fue el llamado «Caupolicanazo», multitudinario evento realizado en el Teatro Caupolicán de Santiago que constituyó la primera manifestación opositora, durante el régimen militar chileno. El principal orador de la jornada fue Eduardo Frei Montalva, siendo trasmitido por radio cooperativa.

Con los resultados del plebiscito con 67%, se dio como aprobada la Constitución de 1980, y se confirmó en el cargo de presidente a Augusto Pinochet hasta el 11 de marzo de 1989.  Sin embargo, dichos resultados fueron objetados por la oposición política, que era encabezada por el exsenador Patricio Aylwin, más otros 46 personeros, argumentando que ésta no había contado con registros electorales, y que sólo se había controlado el voto con una marca de tinta indeleble en el dedo pulgar que salía rápidamente.  Críticas que fueron rechazadas por el Colegio Escrutador Nacional.

 Posteriormente, investigaciones arrojaron más irregularidades como la elección se realizó bajo estado de emergencia constitucional, controlándose los derechos a reunión, de movimiento y expresión. El régimen aprovechó todos los recursos del Estado para financiar una campaña de un mes en su beneficio, utilizando todos los recursos a su alcance para obtener una victoria, no se otorgó acceso a la oposición a la televisión y tampoco existió una franja electoral, los alcaldes designados organizaron las mesas de vocales que supuestamente eran por sorteo, pero donde no se permitió la entrada a la oposición a tales actos de designación. Se llegó a increíbles resultados como en Santiago donde los 4.000 sorteados aparecieron en perfecto orden alfabético, los mismos alcaldes designaron a todos los presidentes de mesa, en la identificación posterior de los vocales de mesa se constató que algunas empresas contribuyeron con personal para hacerse cargo del proceso electoral incluyendo a Soprole, Mingo, Neut Latour Forestal, Banco de Chile, BHC, Lan Chile, Banco Sudamericano, y Embotelladora Andina entre otras., el plebiscito se realizó sin un padrón electoral. Los electores asistían a votar presentando su carnet de identidad, no se estableció la figura de apoderados de mesa de la opción opositora, se verificó un increíble aumento de electores—de más de un 35%–entre la última vez que se había verificado una elección en 1973 y el año 1980, cuando la población solo creció en un 10%, aunque las mesas se prepararon para recibir 300 votos, en algunos casos se verificaron  más de 500 votos, incluso surgieron relatos de ex agentes de la DINA  que 3 mil agentes de seguridad y funcionarios públicos leales al régimen votaron varias veces, con sólo un paréntesis al mediodía para almorzar.

El recuento de votos estuvo a cargo de un Colegio Escrutador establecido por la dictadura, al no existir un Servicio Electoral autónomo que controlara el proceso electoral.

En Magallanes por el Si alcanzo un total de 46 mil votos y el NO solo 29 mil sufragios, muchos de los votantes asistieron con miedo, sin información, sin entender el significado de una nueva constitución, con el recuerdo permanente de la represión y con los servicios de inteligencia todavía operando en la región, estaban prohibidos las organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos, centro de alumnos donde podría entregarse algo de información, solo quedaba la clandestinidad.

Nuestros padres y amigos fueron obligados a votar una constitución que no participaron en lo más mínimo,  que fue impuesta por los sectores más conservadores de la sociedad chilena donde el único fin era permanecer en el poder el régimen se encargaría de realizar un sinnúmero de anuncios que incluyeron el aumento de los jardines infantiles, subsidios para trabajadores, becas de capacitación, aumento de las pensiones asistenciales, entrega de subsidios habitacionales y de títulos de propiedad.  Pinochet tiraba la casa por la ventana para asegurar el triunfo.

En 1980 surgieron los primeros intentos para la restructuración gremial opositora, organizando y haciéndose presente en marchas y jornadas de protesta nacionales como partir de 1983 comenzaron a surgir las Peñas en recintos como “La Pincoya”, “El Lloco”, “RockaPizza”, “Café Kultural”, “El Galpón del Truco”, “El Trovador”. También en los clubes deportivos se desarrollaron actividades artísticas, aunque no con tanta frecuencia. El “Club Deportivo Prat” acogió eventos artísticos organizados por la Radio Presidente Ibáñez, que dependía del Obispado de Punta Arenas. El Club “Progreso” que se encontraba en el sector de Playa Norte, se convirtió también en un punto de reunión artístico, donde se organizaba la oposición.

Actualmente,  tenemos una oportunidad histórica de votar el próximo 25 de octubre, en un proceso transparente y participativo, una nueva experiencia de modernización y legitimar nuestra democracia, debe ser un paso más en un proceso de cambio social y no constituye necesariamente su meta final. Con esto demostramos que podemos dialogar, que podemos intercambiar sin  problemas nuestra opiniones, visiones y dar espacio a nuestra diversidad. Tenemos que demostrar que tenemos una sociedad madura, sin miedo a nosotros.

Gabriel Muñoz Obando

Vanguardia Comunitaria