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LA TORRE DE BABEL POR ERNESTO SEPULVEDA

Estimados amigos y amigas,  se acuerdan del relato bíblico sobre la Torre de Babel? Esta fue una gran obra que sus constructores se propusieron, para que fuera tan alta que alcanzara el cielo mismo. Según el relato del Génesis, al ver esto, Dios ordenó que todos los constructores hablaran  lenguas distintas, y desde allí ya no pudieron entenderse.

La semana que pasó en Magallanes, estuvimos montados en la Torre de Babel. Unos hablaban un lengua, y los demás otra. Y por cierto todos creyendo tener la razón.

Me refiero al movimiento surgido en torno a la defensa de los empleos, del sector salmonero y del sector minero de Magallanes, que tuvo difusión en redes sociales y en medios tradicionales. 

Dirigentes de Sindicatos de trabajadores de las empresa de estos sectores económicos, publicaron avisos convocando a la comunidad a solidarizar. Por otra parte, grupos que señalan estar en contra del desarrollo de la salmonicultura y de la minería del carbón, también convocan, pero esta vez a no participar en las movilizaciones.

Es insólito, que compartiendo en las mismas calles de nuestras ciudades, estos grupos no se conocen entre sí, y parecen realmente hablar una distinta lengua.

Los trabajadores denuncian la falta de interés de los políticos locales por conocer su situación. Al parecer varios de los parlamentarios, habrían adherido a demandas transmitidas por redes sociales, sin antes haberse dado el tiempo de visitar en terreno las faenas.

Cuando tratamos de objetivar las diferencias, aparecen las posturas ideológicas, incluso se escuchó decir “No queremos que venga mas gente”. Refiriéndose a la posibilidad de un incremento de población, derivada de mejoramiento de la conectividad, y del desarrollo de proyectos productivos.

El desarrollo de nuestra región, es un desafío en el cual todos estamos llamados a participar, no puede haber vetos ni exclusiones. Pero esto requiere un dialogo real, entre los actores económicos y sociales que están efectivamente en el territorio. No podemos entrampar el desarrollo regional, para dar en gusto a las redes sociales. Bastante hemos visto ya de como estas se manipulan, que hasta ejércitos de “Bots”, se han usado para campañas políticas.

La administración actual, debe intervenir con celeridad, instalar las instancias de dialogo pertinente, para que avancemos a la definición de reglas claras, que den estabilidad no sólo a la inversión en términos financieros. Que a veces es lo que mas se escucha. Sino, que den estabilidad a la mano de obra. Decenas de miles de personas en Magallanes, que hace largos años ya, están teniendo un buen pasar, gracias a empleos estables y con seguridad social.

El flagelo de la cesantía, no debiera ser un tema ideológico, que se agita cuando conviene. El valor del trabajo, y la dignidad del trabajador y trabajadora debe respetarse en todo momento. Mas aún cuando esos trabajadores luchan por defender sus fuentes de trabajo, en contra de poderosas ONG extranjeras, con amplio despliegue de adherentes virtuales.

Quien no ha vivido la cesantía, difícilmente podrá opinar con conocimiento de causa. Se ha dicho por estos días, que los empleos que se perderán en el sector salmonero y en la minería, serán reemplazados por nuevos y mejores empleos. Sería para la risa, sino fuera dramático.

La historia importa. Sólo hay que ir un par de décadas atrás, a Lota y Coronel. Lo que significó el cierre de la empresa nacional del carbón, ENACAR. Cesantía de miles de personas y sus familias. Generaciones de mineros, que no conocieron otra actividad en toda su vida, lanzados a la calle. Ah!, pero con su buen programa de capacitación. Meses después, las calles se llenaban de nuevos taxis colectivos y nuevas peluquerías.

Es urgente, que los actores involucrados en este conflicto, dejen de lado los ideologismos, y sean capaces de sentarse para hablar en el mismo idioma, como enfrentaremos el desafío de llevar nuestra región al desarrollo en la próxima década. Y como haremos eso, asegurando el cumplimiento de los estándares más exigentes en el aspecto medio ambiental.

Soy Ernesto Sepúlveda, y estoy por la  dignidad del trabajador y trabajadora.