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NO QUEREMOS SER COMO CHILE por JUAN LUIS OYARZO

Mientras los expertos en economía continúan realizando sus cálculos por el fuerte impacto que traen consigo los incidentes que en los últimos días se han vivido en nuestro país, se nos debe venir a la cabeza la comentada frase lanzada por el Ex Presidente de Uruguay Pepe Mujica, el cuál indicaba sin anestesia “No queremos ser como Chile”.

Pero bueno…. ¿Como es Chile? ¿Qué es lo que nosotros no vemos y que un Ex Presidente de otra nación si ha visto?

Cuando Pinochet asume el país de forma totalitaria y por medio de la fuerza el año 1973, uno de los fuertes problemas era la economía. Para ello y luego de varias negociaciones llega a nuestro país el modelo monetarista de un reciente ganador del Premio Nobel en 1976, nada menos que Milton Friedman; el mismo que ante el empuje que Chile experimenta en la década del ´80 por su modelo administrado por los Chicago Boys, denomina a este acontecimiento como el “Milagro de Chile” haciendo alusión al milagro económico alemán experimentado luego de la Segunda Guerra Mundial.

Pues claro e independiente de los vaivenes habituales de la economía Chile creció, pasando de un 2,5% en la década del ´70 a un 3,6% en la década del ´80. Incluso en mayo de 1988 y como una de las tantas promesas de campaña de Pinochet, éste ofrecía estudiar la compra de bicicletas a precio de costo para los trabajadores, de forma tal mejorar su bienestar. Esta frase no nos debe impresionar, ya que la compra de una bicicleta el año 1988 era un verdadero lujo considerando que casi la mitad de los chilenos era pobre, pero no la pobreza que vemos el día de hoy, sino más bien una pobreza relacionada con la desnutrición de nuestros niños, era una pobreza de acceso, era una pobreza de hambre. Es con ello que la tasa de mortalidad infantil por cada 1.000 niños nacidos vivos era de 17,5 niños muertos, mientras que en la actualidad esta tasa llega sólo llega a 5,9 niños. Para que hablar de nuestro país el año 1968 donde se morían nada menos que 87 niños por cada 1.000 niños nacidos vivos.

Asimismo, la esperanza de vida el año 1988 era de 71,8 años mientras que en la actualidad es de los 80 años y subiendo. En 1988 el mercado del trabajo era precario con sólo un 6% de trabajadores con educación universitaria completa y un 45% con apenas educación básica. La mujer sólo representaba una anécdota ya que sólo un 29% de las mujeres participaba en el mercado laboral y según el Observatorio de Genero y Equidad, las mujeres aún debían obediencia al marido.

En 1988 los medios radiales –muchos de ellos intervenidos por el régimen totalitarista- tocaban el éxito del momento “Faith” de George Michael, mientras que en las calles se escuchaba un himno de Los Prisioneros lanzado en el álbum la Cultura de la Basura de 1986 y popularizado por la campaña del NO, este himno era: “Lo estamos pasando muy bien”

El alto crecimiento experimentado en las siguientes décadas nos lleva al consumo, a cosas que el chileno jamás imagino en donde pasamos de casi 700 mil automóviles el año 1988 a más de 5 millones de automóviles el año 2018. Pasamos de 820 mil teléfonos públicos el año 1988 a más de 28 millones de teléfonos celulares el año 2018. Tenemos viajes jamás imaginados e incluso logramos educarnos en las distintas Universidades, Institutos o Centros de Formación Técnica.

Entonces ¿por qué Pepe Mujica nos ningunea de esa manera?

La verdad, es que en este crecimiento de consumo hemos olvidado algo mencionado por el sociólogo francés Emilé Durkhein, esto es: la “conciencia colectiva”.

La forma de crecimiento económico que ha llevado nuestro país se centra en la división del trabajo y con ello en el individualismo, en donde la sociedad se vuelve vulnerable producto de la individualidad de un hombre desorientado en su carga valórica y ética. El cambio ha sido tan rápido en estos años que la sociedad orgánica no ha sido capaz de adaptar sus formas de integración social que permitan reemplazar los vacíos dejados por el debilitamiento de esta conciencia colectiva. Para Max Weber esto se refiere a la deshumanización del hombre producto de la rigidez de una sociedad que oprime al individuo, una sociedad lógica, pero sin alma que afecta a los actos morales del ser humano.

Estimados economistas no sigan sacando cálculos de cuanto caerá el PIB en Chile, dejen un rato a un lado las expectativas negativas que vienen sobre el desempleo o la caída de la inversión y escuchen las demandas de la ciudadanía y las ansias de un nuevo pacto social… al parecer el modelo de los chicos de chicago caducó y Pepe Mujica lleva algo de razón.