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REFLEXIONES VIGENTES: MENSAJE A LA DC CHILENA ¡RETOMAR EL SUEÑO FUNDACIONAL! por TOLENTINO PÉREZ SOTO

En  un artículo reciente reflexionábamos sobre la desnaturalización valórica que sufrían algunos Partidos Políticos, desvinculándose  de su inspiración ideológica inicial y   -lo más grave-  divorciándose de sus compromisos programáticos con el pueblo y, en consecuencia, asumiendo como objetivo delirante, el “atornillarse” en el poder o desviar  la confianza que le “prestó” la ciudadanía,   a intereses personales o grupales.

 Llegado el caótico momento  de perder el poder  por   abandonar el  “sueño fundacional” de los Partidos, el dilema se torna  dramático: (1) o se retoma la pasión de impulsar el bien común o (2) fenece definitivamente la ilusión que otrora sembró la esperanza en millones de ciudadanos.

La Democracia Cristiana  es un caso particularísimo. Su patrimonio moral y su servicio a los intereses superiores del país fue testimonio palpable y  no  puede ignorase  el histórico logro de haber sido el  pilar fundamental de la institucionalidad democrática de Chile. Y este mérito no fue  sólo porque, objetivamente, registra el título de dirigir 3 períodos  presidenciales emblemáticos (Frei Montalva,  Aylwin  Azócar, Frei Ruiz-Tagle) en momentos  trascendentes con resultados exitosos, sino porque sus mensajes y acciones apuntaron al progreso, a la libertad, a la probidad y a la convivencia  pacífica en un pueblo que vivió la tentación de la confrontación polarizada y violenta.

Por otra parte, su dirigencia   -desde el instante mismo de su fundación-   constituyó  un elenco moral de primer orden, ejemplo de honestidad y auténtico compromiso  con  los intereses superiores de la Patria. Sólo recordar a Frei, Tomic, Valdés, Gumucio, Leighton, Castillo Velasco, Walker, Reyes, Lorca, Pablo, Palma y miles de representantes  -públicos y anónimos-  de la Flecha Roja en toda la geografía chilena,  significan  -sin ninguna exageración-  una virtuosa  galería de ciudadanos ejemplares, apóstoles de vocación humanista y democrática.

Ese es  el patrimonio ético-político que representa esa gloriosa flecha roja, siempre lanzada al cielo, venciendo las  barreras de dificultades que pudiesen   presentarse  en  el camino. 

Ahora, ante la coyuntura actual, cabe una elemental reflexión: si somos militantes inmersos en la praxis democrática y esa praxis nos obliga aceptar las victorias con grandeza y las derrotas  con respetuoso análisis autocrítico… ¿qué hacer con los recientes  mensajes de advertencia que nos está dando el soberano  chileno?.

En primer lugar, mirar en el retrovisor, como una vez  le escuché decir al recordado Hermano Bernardo Leighton en su acertado lenguaje metafórico, o sea  revisar con orgullo el aporte que le ha dado la DC a Chile,  sin dejar nada bajo la alfombra, ni los errores o las  desviaciones, calculadas o involuntarias. Luego, retomar, refrescar y valorar el  legado de nuestra trayectoria democrática  para impulsar acciones de nuevos  aportes que aún  sigue reclamando Chile,   ahora, desde luego,  actualizados a la realidad del país. Finalmente, abrir la puerta a las generaciones jóvenes  cuyo brío conocimos en la reciente y accidentada campaña de Carolina Goic.

En definitiva se trata de repotenciar y sembrar la fortaleza ideológica que posee el invencible humanismo cristiano e inyectar la mística creadora que  caracterizó a la emblemática Patria Joven de 1964. !El encuentro victorioso con el futuro depende de consustanciarnos con las  raíces de nuestra esencia fundacional!…!ADELANTE… siempre orgullosos de haber liderado el protagonismo de lo mejor que ha tenido nuestro querido Chile!

(desde Venezuela)