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PULSO SINDICAL DIARIO DE LA C.G.T. CHILE 03 AGOSTO 2020

1.- Han pasado 158 años desde que el general de ejército Cornelio Saavedra iniciará la llamada pacificación, y que fue una ocupación, de la Araucania y 137 años desde que dicha ocupación llegará a su fin encabezada por el coronel Gregorio Urrutia. No se trata por lo tanto de algo que haya brotado en el último tiempo y esté siendo utilizado por una u otra organización mapuche en contra de un gobierno en especial.

Lo sucedido hace un par de dias, con ocasión de las tomas y los violentos desalojos de algunas municipalidades, es un paso más dentro de la ofensiva del sistema de acabar con toda resistencia a su política de apropiación y exterminio.

Mataron estudiantes, jóvenes comuneros, ancianos, violentaron mujeres y niños mapuche y se sirvieron de todo el aparato del Estado para intentar mostrarlos como desadaptados que deben ser controlados.

No lo van a lograr.

Aquellos servidores del capital que gritan contra los mapuche, coludidos y protegidos por la policía, solo merecen nuestro desprecio igual que todo aquel que denigre o agreda de palabra o de hecho, a quienes solo demandan la restitución de lo que les fue arrebatado a punta de balas.

2.- ¿Cuánto conocen los chilenos de su propia historia?

Poco o nada, lo que posibilita que grandes y crueles asesinos, sean considerados como héroes y hasta se les levanten monumentos, cuando las únicas guerras que encabezaron fueron aquellas destinadas a masacrar a quienes, viviendo en el territorio, demandaban condiciones dignas de vida y de trabajo.

Por eso, y junto con condenar está nueva escalada contra el pueblo mapuche, hacemos un llamado a todos para contar la verdadera historia a nuestros hijos, analizar está lucha contra el opresor en cada sindicato organizado y promover una organización poderosa, con mística mapuche, para enfrentar como corresponde al capitalista prepotente.

3.- La educación es la llave más potente para abrir la puerta al conocimiento. Nunca será tarde para comenzar a ver las cosas como son y no como nos las han pintado.

El mapuche reclama lo que le pertenece y – tal como lo hacemos en una huelga cuando reclamamos lo que creemos justo – tiene el derecho, el deber, de recurrir a todas las formas de lucha para conseguirlo.

Tengámoslo definitivamente claro y expliquemoslo a nuestra familia y compañeros de trabajo.

Es lo menos que podemos hacer para solidarizar y apoyar de verdad esa lucha.