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Pequeños ganaderos de INDAP anhelan una mejora de los precios de la lana tras “control” de la pandemia

La pandemia bajó precios, paralizó ventas y afectó directamente la realidad de los cerca de 23 usuarios ganaderos que asesora INDAP en Tierra del Fuego.  Los productores de lana aseveran que el valor del fardo no condice con el trabajo y costos que demandan las faenas. Aun así, están optimistas de un alza. Se trata de un grupo que maneja cerca de 26 mil ovejas madres en total.     

Luis Gallardo, junto a su padre, iniciaron la esquila de preparto, en la parcela Martín Fierro, en el sector de Gente Grande, Tierra del Fuego. En dos días, pasaron cerca de mil ovejas por el equipo que lidera Jorge Andrade. 

“El mercado lanero ha tenido sus complicaciones. Nos hemos preparado y tenemos una lana fina de 25 a 26 micras, en cruzas de carnero merino con corriedale (y viceversa). Se trata de una lana que fue bien vendible en el pasado. Esperamos una buena acogida este año”, dijo Luis Gallardo.  

Cada fardo de lana pesa cerca de 200 kilos y el último precio vigente llegó a los 2 dólares el kilo de base limpia.  

La demanda por esquila preparto aumentó este año, tras la baja sostenida de lo que significó la pandemia y las restricciones de movilidad. “Hoy, tenemos mucha demanda, cobramos cerca de 700 pesos por oveja esquilada y tardamos cerca de dos minutos como máximo en cada una”, explicó Jorge Andrade, experto en esquila de Tierra del Fuego, parte de su aprendizaje lo realizó en Nueva Zelanda. 

Mario Vera, ganadero del sector Gente Grande, ubicado a 20 kilómetros al norte de Porvenir, en Tierra del Fuego, declara que tiene fardos guardados de la temporada anterior. “Está difícil la cosa, hace rato hay problemas.  Dos o tres años que no he vendido. Pero esto se va a tener que recuperar.  Gracias a Dios que ha estado bueno el precio de la carne de cordero, y tengo forraje para mis animales y para vender el excedente, con eso se arregla uno bastante”, precisó. 

Y es que Mario Vera, junto a Enrique Cuevas son pioneros en la siembra de alfalfa, avena y hoy nabo forrajero, para alimentar a los animales durante el invierno, mejorar las praderas y combatir la maleza pilosella o vellosilla (Hieracium pilosella).   

A la fecha los pequeños ganaderos usuarios de INDAP tienen más de 500 hectáreas sembradas.  Para ello, realizan la siembra entre septiembre y octubre, cosechan generalmente en febrero y a partir de ahí están en condiciones de preparar fardos que, por lo general, pesan 20 a 25 kilos, los que pueden alimentar a 6 a 8 ovejas al día. 

Por su parte, el director regional (s) de INDAP, Gabriel Zegers, señaló la importancia de trabajar en generar instancias de asociatividad, que permitan negociar y conseguir mejores precios en el futuro.  “Hay que trabajar el tema de manera coordinada, aprendiendo de los errores y buscando soluciones entre todos. Existe la experiencia local y nacional en cooperativismo, y si la necesidad existe, se evaluará caso a caso en coordinación con otros servicios públicos”. 

A su vez, destacó el trabajo de los ganaderos que aprovechan las herramientas que ofrece INDAP para mejorar las praderas y asegurar el alimento de los ovinos para los inviernos y primaveras difíciles. Incluso con la posibilidad de vender los excedentes. “Hoy no basta con la recuperación natural de la pradera o pastizal. Es importante la preparación de empastadas. Hemos logrado aumentar la productividad, el desafío es seguir avanzando, y entusiasmando a nuestros usuarios de la importancia de recuperar la capacidad productiva de praderas, revertir su deterioro por manejos inadecuados, y mejorar las estrategias de pastoreo, con siembras que aporten de forma planificada a la alimentación durante los periodos de preñez y lactancia”, indicó.
Finalmente, destacó el interés que demuestran los productores por modernizar los campos con tecnología ambientalmente amigable, como el uso de paneles solares, acumuladores de agua lluvia y otras iniciativas que dan un giro acorde con el cambio climático y los desafíos ambientales.