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MINIMOS COMUNES, POR ERNESTO SEPULVEDA

La semana recién pasada, nos puso en Chile, en uno de esos momentos, donde el pasado se nos aparece con toda su carga de emociones. Por una parte, se recibía en La Moneda con gran fanfarria, a Bolsonaro, presidente de Brasil. Famoso por sus frases en contra de las personas de color, los homosexuales, las mujeres. Admirador del dictador Pinochet, partidario de la tortura y de la persecusión política.


En la misma semana se conocía después de 31 años, las condenas en contra de un grupo de militares en retiro. Fueron quienes quemaron vivos a los jóvenes Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas De Negri.


Nadie puede si quiera imaginar la barbarie y crueldad involucrada en este crimen alevoso.


Sin embargo, en la casa de todos, se celebraba a quien encarna hoy en día las mismas ideas de exterminio, desconocimiento a los derechos humanos y desprecio por las minorías, que sufrimos en Chile durante 17 años.
Fue la primera prueba para los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. Concurrir o no a la invitación que cursó el presidente Piñera, para compartir un almuerzo con Bolsonaro. Primó el buen juicio, y no concurrieron. Hubiese sido un despropósito, y la imagen les hubiera rebotado para siempre.


En La Moneda, la prudencia escasea, hasta una torta de cumpleaños le mandaron hacer a Bolsonaro, luego nuestro presidente posó para la posteridad, abrazándolo sonriente.


Estamos iniciando el último año de este gobierno. A partir del próximo se inicia nuevamente el ciclo electoral. Lo que esta administración quiera realizar debe concretarlo ahora.


La oposición tiene mayoría en el parlamento. Por lo que el gobierno ha anunciado que iniciará reuniones con los presidentes de partido. Es el conocido “pirquineo” de votos.


Un contrasentido, el presidente, ha comandando a su escuadrón ministerial, en un ataque despiadado, contra la presidenta Michelle Bachelet. Ha tratado de antipatriotas a quienes no respalden su agenda legislativa. Pero ahora pretende le otorguen los votos sin hacer concesión alguna.


Es el momento de la oposición. Existe el convencimiento, incluso entre los grupos del Frente Amplio, de que se debe buscar la construcción de unos MÍNIMOS COMUNES, que permitan no sólo impedir el retroceso en derechos sociales, sino construir sus propias propuestas en matera tributaria, laboral y constitucional.


El gran problema de este tipo de discusiones, es que son ajenas al “ciudadano de a pié”. El gobierno cree interpretarlo, porque sigue las encuestas semanales, que le repiten los mismos temas: Delincuencia, seguridad, empleo. Y la oposición trata de re encantar con su discurso de derechos sociales y no asistencialismo.


En Chile, se tiene mucha paciencia. Por un lado Jornadas de trabajo eternas, sueldos minúsculos, millones de trabajadores endeudados, pagando lo que no tienen en intereses y gastos de cobranza, y pensiones de hambre para los mas viejos. Por otra parte, suculentas y multimillonarias utilidades en los bancos, en el retail, en las AFP y las ISAPRES.
Cuando la oposición sepa encarnar con claridad una alternativa creible, a estos problemas que agobian a la población, volverá a ser gobierno. Y no se trata de populismo progresista versus populismo conservador. Se trata de liberarse de los tabúes de la interminable transición a la democracia.

El futuro nos depara peligros mas graves que la cesantía o la pobreza. El desastre será global si el planeta, y nosotros en nuestras casas, no tomamos acciones contra el cambio climático. La importancia del agua, y de los temas medioambientales, estarán en el centro de las futuras campañas politicas.
Recuperar para todos los chilenos la propiedad del agua, será una bandera que todos debieramos enarbolar.


Los MINIMOS COMUNES de Chile, son esos, es de esperar que la oposición tenga la claridad y el coraje de hacerlos suyos.