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«LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL LENGUAJE: UNA CONDUCTA INACEPTABLE» por Margarita Makuc

Recientemente en un programa de radio la concejala en ejercicio Sra. Verónica Aguilar experimentó una agresiva respuesta de parte del Seremi Rodrigo Sepúlveda, quien al verse cuestionado en sus funciones reaccionó con absoluta destemplanza, levantando al voz, impidiéndole hablar, interrumpiéndola, emplazándola a desdecirse de sus afirmaciones y acusándola de mentir. Esta sobre reacción, agresiva e irrespetuosa con una mujer que cuestiona su labor pública y su rol como líder del sistema educacional, nos evidencia, además, la ausencia de argumentos y explicaciones contundentes y demostrables en una autoridad que cumple una función pública y que debe estar siempre dispuesto a responder a emplazamientos hechos por la ciudadanía. En este caso como mujeres solidarizamos con Verónica quien haciendo uso de sus atribuciones exige explicaciones a la autoridad educacional respecto de su gestión, recibiendo a cambio respuestas agresivas, cuestionando su validez como interlocutora, atacando mediante comentarios descalificadores y descartando todo posibilidad de tener un diálogo respetuoso y con la reflexión y análisis exigida a una autoridad regional y más aún del ámbito educacional. Cabe preguntarse si las motivaciones para esta secuencia de afirmaciones ofensivas y discriminatorias tiene relación con prejuicios de género y discriminación ideológica.  La política, sin duda no es un lugar amable para nadie, la disputa ideológica suele derivar en agresión verbal cuando ya no hay argumentos disponibles, esto suele ser una experiencia compartida por una gran cantidad de mujeres que tienen la osadía de participar en la actividad pública y más aún si su participación es de denuncia, de cuestionamiento al quehacer político y peor aún si es una crítica al desempeño de un hombre en sus funciones. Para las mujeres su participación en debates, entrevistas, reuniones, etc. suele transformarse en una experiencia acompañada de descalificaciones, cuestionamientos, comentarios misóginos, risitas irónicas, silencios como señal de desacuerdo, comentarios de pasillo de sus capacidades, en definitiva, la incursión de las mujeres en esferas públicas y de poder resulta ser un gran desafío acompañado muchas veces de una evaluación negativa y destructiva.

Exigimos disculpas públicas al SEREMI por no cumplir las reglas básicas de la comunicación social, escuchar, dialogar, aceptar visiones y opiniones diversas y contrarias, argumentar y contra argumentar, en síntesis no cumplir en el lenguaje con las normas básicas del respeto en el trato hacia una mujer, la violencia de género en su dimensión verbal tiene muchas y diversas formas: elevar el tono de la voz, no dejar hablar a la persona, interrumpir, cuestionar, descalificar, ridiculizar, atacar a la persona y no desplegar argumentos razonables, impedir un diálogo fluido y constructivo, son formas de violentar a las personas (niños, parejas, amigos, colegas, etc.). Una  autoridad  masculina debe ser un modelo a seguir, entregar señales de reconocimiento y valoración de la mujer en todos los espacios, especialmente en un país donde la violencia de género es una amenaza latente, no debemos dar señales que en otros contextos puedan implicar la naturalización del maltrato en sus diversas versiones. Esperamos que en función de la buena convivencia y de las nuevas formas de relacionarnos basados en la igualdad y respeto de nuestros derechos, esta situación sea subsanada a la brevedad.

Margarita Makuc Sierralta

Doctora en Lingüística