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“La Granja Juanita” de Punta Arenas pasó de la producción de huevos y pollos a la hidroponía   

El cambio climático, las alzas inesperadas de precios y la falta de agua obliga al agricultor a estar alerta y dar giros bruscos para mantener una producción que les permita sostenerse en el tiempo.  

Así lo sabe el matrimonio de agricultores de INDAP, Rodolfo Barrientos y Juana Igor. Tras la pandemia los precios del alimento para aves subieron al punto que se hizo inalcanzable. Entonces, sacaron cálculos y sin dar más vueltas optaron por la hidroponía, porque les permite ahorrar agua y alargar la temporada agrícola. Una historia de reconversión económica que fue apoyada por distintos servicios públicos: INDAP, FOSIS, FIDE XII, Y CONADI. 

“Nuestra fuente principal siempre fue la producción de huevo y pollo. Lamentablemente después de esta crisis que hubo, tanto sanitaria como social, los valores no fueron favorables para continuar con el negocio. Prácticamente se perdió el plantel completo y bueno, por una parte, nos dio un empujoncito para entrar en esta área de la hidroponía y vamos a probar cómo nos va”, dice optimista Rodolfo Barrientos, mientras muestra el invernadero de 120 metros cuadros, con mesas horizontales que permiten aprovechar al máximo el espacio productivo. 

La Granja Juanita, ubicada a 28 kilómetros al sur de Punta Arenas, en el sector de Agua Fresca, interior, luce impecable: unas gotas de lluvia filtran el sol y los colores del día acrecientan sus tonos sobre los invernaderos.  Cada espacio fue pensado y trabajado por el matrimonio.  

“Rodolfo hace todo, aprende mirando videos de YouTube y participa en todas las charlas de INDAP. No para de pensar y hacer. Es muy inteligente”, dice orgullosa Juana Igor, quien carga un corderito recién nacido que perdió tempranamente a su madre y que ya es parte de la familia. 

Durante la temporada que recién empieza esperan producir entre 600 y 800 plantas de lechuga cada 15 días.  

“La hidroponía es un tema de necesidad, porque nosotros para poder afirmarnos en los cultivos necesitábamos una fuente de agua principal y no la teníamos por la sequía, los terrenos están demasiado secos. Y esto nos da la posibilidad de trabajar con menores cantidad de agua y se aprovecha todo, el 100% se reutiliza”, precisa Barrientos. 

Por otro lado, producen sus propios plantines, lo que les da autonomía y una ventaja para mantener una producción constante.  

La historia de reconversión económica fue destacada por el Jefe de División Nacional de Fomento de INDAP, Sebastián Acosta. “Hemos conocido un proyecto innovador, hecho a pulso y que efectivamente permite a Rodolfo y Juana Igor mantener su condición de productores vinculados al mercado, a través, en este caso, de la producción hidropónica de hortalizas.  Ellos tuvieron la visión de abrirse rápidamente a una reconversión”, valoró Acosta.

En tanto, para el director regional (s) de INDAP, Gabriel Zegers, el ingenio y la capacidad de adaptarse a las circunstancias es una situación necesaria en tiempos de cambio climático y escasez de recursos.   

“Pudieron reconvertirse y aprender sobre estos sistemas hidropónicos y no es tarea fácil. Tuvieron que aprender sobre todos estos sistemas y eso requiere de mucho esfuerzo”, indicó Zegers. 

A su vez, destacó el desarrollo de cultivos al aire libre y toda la red de cortavientos que protege el entorno, asegurando un ahorro importante del recurso hídrico y humedad de los suelos.