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..Comenzaron a echar expediciones los aeroplanos comenzaron a volar por distintas direcciones buscando a Villa..» interpreta Ignacio López Tarso

 Durante el desarrollo de nuestro Congreso Extraordinario, se emitieron diversas opiniones sobre el próximo proceso electoral del 7 de mayo. Compañeras y compañeros dieron opiniones y argumentos para votar por uno u otro candidato y también anular el voto. Como siempre en estas instancias, la opinión de la organización se mantiene inalterable. Los trabajadores disponen de distintos espacios para recabar información y también pueden tratar el tema con sus dirigentes, en reuniones informales o asambleas. Una vez informados deben concurrir a votar – más aún cuando es obligatorio hacerlo – y marcar lo que ellos consideren correcto.
No son ni enemigos de la clase trabajadora, ni se han vendido a la patronal. Simplemente harán uso de un derecho y nadie les puede criticar por ello. Si lo hacen estando claros o no ese es otro cuento y los primeros responsables, si es que no hay claridad, somos quienes estamos en la dirección de las organizaciones.
No obstante y aún en ese supuesto de la no claridad, no podemos abandonarlos y dejarlos a la deriva. Debemos trabajar más y más duro, para que lleguen a adquirir conciencia de clase y asuman las posiciones correctas. Eso no se decreta, se construye, sin discriminación, exclusión ni descalificación.

2.- Rechazamos con fuerza la absurda campaña de algunos partidos y dirigentes, en contra de quienes se han expresado a favor de anular su voto. Decir que son servidores a la política de la derecha, no solo es ilógico sino también falso. Se trata de una posición asumida por gente honesta y consecuente, que por mucho tiempo se tragó la pildorita de apostar por lo menos malo y que se cansó de no ver resultados.
Servidores de la derecha son quienes han aprobado leyes con los representantes patronales y que claramente perjudican a los trabajadores. Concubinos de la derecha son quienes validaron la designación de los expertos que están escribiendo la Constitución, así como aquellos que dieron unanimidad a la elección como presidente del Senado, de un leal servidor de Pinochet.
Cualquiera sea el resultado de las elecciones que vienen en este mal llamado proceso constitucional, no impedirá que muchos, millares de ciudadanos insatisfechos, sigan demandando una asamblea constituyente y una nueva Constitución.
Los acuerdos de unos pocos no representan a la mayoría de los ciudadanos, que les quede claro.