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ACADEMICAS DE INGENIERIA UMAG INSTAURAN PREMIO EN HOMENAJE A LA PRIMERA INGENIERA TITULADA EN MAGALLANES

En el contexto de una emotiva ceremonia de titulación de la Facultad de Ingeniería, donde se recordó la memoria del estudiante Ignacio Parada Gálvez, a un año de su partida tras el accidente aéreo rumbo a la Antártica, la recientemente conformada agrupación “Académicas de Ingeniería (AFI)”, inauguró la entrega de un galardón especial destinado a reconocer a la mejor alumna de la generación que se gradúa.

Se trata del premio “Ingeniera Eliana Hernández Tapia”, mujer puntarenense (1926-2017) y primera ingeniera en ejecución en Petroquímica egresada de la sede de la  Universidad Técnica del Estado (hoy Universidad de Magallanes), cuya trayectoria marcó un referente del quehacer de las mujeres en el sector de la Ingeniería a nivel local, destacando su tenacidad y profesionalismo en el ámbito laboral como trabajadora de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) en la década de los 70’.

Así, y bajo la inspiración de este legado dejado por la destacada profesional magallánica, la primera distinción de este premio académico recayó en la titulada del año 2021, Bárbara Constanza Suazo Velásquez, ingeniera en Construcción, quien tras subirse al escenario a recibir el reconocimiento y sorprendida por el sentido profundo del estímulo, manifestó: “es un honor recibir este premio luego de escuchar la reseña de la vida de doña Eliana”.

Semblanza

El anuncio y la entrega del galardón estuvo a cargo de la ingeniera civil Química, María Luisa Ojeda Almonacid, integrante de AFI y también la primera mujer titulada de Ingeniería Civil de la de la Universidad de Magallanes; hoy académica adjunta de la Facultad e ingeniera de proyectos del Centro de Estudio de los Recursos Energéticos (CERE).

En su alocución, hizo suyas las palabras de Ana María Vallina Hérnandez, hija de Eliana, narrando así una semblanza de su vida que incluyó pasajes de su infancia, juventud y también de su historia familiar y profesional en Magallanes.

“Formó su familia en 1945, dedicándose a la casa, pero siempre muy inquieta, estudiando idiomas y trabajando ocasionalmente como secretaria. Cuando su hijo Francisco empieza a ir a la UT, sede Punta Arenas y sus hijas todas en el Liceo, ella rinde la PAA e ingresa a la carrera de Ingeniería de Ejecución en Petroquímica. El comedor diario de la casa se convirtió en una sala de estudios, con unos 15 estudiantes que iban a estudiar con Eliana prácticamente todos los días, muchos de ellos de Santiago y otras partes de Chile”, consigna parte del discurso.

El relato, de igual forma cuenta que “al titularse, empezó la penuria de encontrar trabajo, su excelente desempeño no era considerado para ofrecerle trabajo por sobre ingenieros hombres y además jóvenes. Hasta que le ofrecen trabajar en el Laboratorio en Manantiales en régimen 15-5, con respuesta inmediata. Obviamente aceptó (aunque todos sospechaban en su familia, que ENAP esperaba que dijera que no podía, por su marido o los hijos). Así es, como se convierte en la primera mujer profesional asignada a trabajar en terreno en ENAP”.