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50 años de episcopado del Padre Obispo Tomas González Morales (q.e.p.d) “Que sean Uno” (1974-2024)

Este sábado 27 de abril, en la Iglesia de la Gratitud Nacional, nos reunimos la Familia Salesiana y los miembros de la Familia del Hermano, Tío y Padre Tomas para dar gracias por los 50 años de consagración episcopal del Padre Obispo Tomas Gonzalez Morales.

El Padre Obispo Tomas González Morales s.d.b., desde su formación y ejercicio del sacerdocio que se prolonga en el episcopado, con su Lema “Que todos Sean Uno”, ha hecho vida e historia su vocación y misión de anunciar a todos la Buena Nueva de Jesús a todos los hombres y mujeres de nuestra comunidad y sociedad.

También para construir esa Nueva Iglesia que nos convoca el Concilio Vaticano II, a esa Nueva Humanidad a la Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo II y Francisco nos urgen con sus Encíclicas Sociales, poniendo a la Persona de Jesús en el centro de la Espiritualidad Eclesial y a la Persona Humana en el centro de la Vida Comunitaria y de la Sociedad.

La Dignidad Humana, como nos acaba de convocar el Papa Francisco, tuvo en el Padre Obispo Tomas un testigo que se adelantó a su época y dio testimonio permanente como sacerdote y obispo de la iglesia chilena y universal.

En la homilia de ese 27 de abril de 1974, el Cardenal Raúl Silva Henriquez le compartía a su hermano en el episcopado las siguientes reflexiones: “Debe hacerse llegar la verdad a todos nuestros hermanos, aún a aquellos que no la quieren oír. Una verdad despojada de toda pasión y de todo interés mezquino.

Debemos servir al hombre, que tiene un irrenunciable derecho a la vida, al hombre que en el mundo de hoy es más explotado que servido, al hombre que no sabe encontrar el camino de la felicidad, pero hacerlo respetando sus sentimientos y su ideología.

Debemos servir a este hombre, al que ha cargado sobre sus espaldas el peso intolerable de todas las pasiones.

​Hay que saber perder, hay que saber perdonar, hay que saber curar las heridas que afligen a nuestros hermanos. ¡Cómo siente uno, a veces, sobre sus débiles hombros, la enorme responsabilidad que el Señor le ha confiado de dirigir su Iglesia, cuando no se nos escucha, se duda de nuestras intenciones o se tergiversan nuestras palabras!”

Damos gracias a Dios, por este hijo de Don Bosco por su celo apostolico y espiritualidad juvenil (impulsó respuestas concretas a los anhelos y sueños de los jóvenes, en especial de los más necesitados, allí queda la obra de la hoy Universidad Católica Silva Henriquez); por su coherencia sacerdotal (pues se hizo llamar desde el inicio Padre Obispo); por su sentido de la historia (en la atención de los chilenos exiliados y de las personas migrantes y refugiadas); por su sentido de trascendencia (constructor de la paz y la integración entre los pueblos, y el abrir nuevos ámbitos en el servicio profético como la pastoral sobre el medioambiente y del continente antártico); y por su sentido de la familia (amaba entrañablemente sus momentos y encuentros con sus familiares y nos bendijo en la iglesia doméstica y en los sacramentos)