La actividad Conmemorativa se desarrolló en el edificio del Agro y se constituyó como un
espacio de reconocimiento y diálogo, en el que se valoró la trayectoria de mujeres que,
desde distintos territorios y disciplinas, mantienen vivas tradiciones, saberes y prácticas
culturales heredadas de sus ancestras.
Durante la actividad se relevó que son las mujeres indígenas quienes, con su trabajo
constante, han sostenido en Magallanes tradiciones ligadas a la agricultura familiar, al
cuidado comunitario de la salud y a la transmisión de lenguas ancestrales, adaptando y
compartiendo estos saberes de generación en generación.
La Seremi de Agricultura Irene Ramírez, resaltó que muchas tradiciones de la región
—desde la agricultura familiar y la medicina comunitaria hasta la preservación de lenguas
originarias— perduran gracias al compromiso de mujeres indígenas que, generación tras
generación, han mantenido vivos y adaptado estos saberes.
“En este Día Internacional de la Mujer Indígena queremos reconocer a quienes,
generación tras generación, han resguardado y transmitido la cultura y las tradiciones de
sus pueblos. En Magallanes, muchas de estas prácticas están ligadas a la agricultura
familiar campesina e indígena, constituyendo un pilar fundamental de nuestra identidad y
desarrollo rural” Señaló Remírez.
La Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Alejandra Ruiz, señaló que los compromisos
del Cuarto Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres (2018-2030) contemplan ejes
específicos para los pueblos originarios, enfatizando que la inclusión de las mujeres en el
seguimiento de estas políticas es fundamental para que los avances se concreten en la
vida cotidiana.
En la ocasión, la autoridad también presentó la campaña nacional “Una Ley en Nombre de
Todas”, destacando que la violencia de género atraviesa de manera transversal a todas las
comunidades, lo que dio pie a una reflexión conjunta sobre cómo enfrentarla desde los
distintos territorios y desde una perspectiva preventiva.
“Para nosotras es fundamental que las mujeres indígenas participen en el seguimiento de
las políticas públicas. Solo así aseguramos que los avances que hemos conquistado lleguen
a su vida cotidiana y respondan a las realidades de sus comunidades.” Además, agregó:
“Este encuentro es una oportunidad para reconocer el aporte de las mujeres indígenas y,
al mismo tiempo, reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos. La violencia de género
afecta de manera diferenciada a quienes pertenecen a pueblos originarios, y por eso es
tan importante que su voz esté en el centro de las decisiones.” Cerró la Seremi Alejandra
Ruiz.
Voces desde las comunidades
Mujeres integrantes de organizaciones indígenas locales coincidieron en que esta fecha no
es una celebración, sino una conmemoración destinada a mantener viva la memoria de
sus ancestras y el legado cultural que representan.
Las participantes resaltaron también el valor del trabajo comunitario en ámbitos como la
salud intercultural, el resguardo de semillas y la seguridad alimentaria, prácticas que
aportan a la identidad y al desarrollo regional.
Mónica Cabezas Quinchén, presidenta de la Asociación Indígena Ñuke Ruka señaló: “Para
nosotras este no es un día de celebración, sino de conmemoración. Queremos mantener
viva la memoria de nuestras ancestras y el legado cultural que nos dejaron. Desde nuestra
agrupación trabajamos en la salud intercultural, entregando medicina ancestral gratuita
en el Cesfam Carlos Ibáñez, y eso nos permite estar en contacto permanente con la
comunidad, transmitiendo conocimientos sobre hierbas y tratamientos que cultivamos y
preparamos de manera artesanal.”
El encuentro reafirmó la necesidad de mantener espacios permanentes de participación,
donde la voz de las mujeres indígenas sea escuchada con la misma fuerza con que,
durante siglos, han transmitido conocimientos fundamentales para la vida de sus
comunidades.
Con este acto, autoridades y organizaciones dieron un paso más en el reconocimiento del
legado de las mujeres indígenas, recordando que su aporte —aunque muchas veces
invisibilizado— constituye una pieza clave en la identidad cultural y social de Magallanes.