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DEFINEN PLAN DE GESTION PARA CONTENER EL DAÑO DEL CASTOR EN LA REGIÓN DE MAGALLANES

“Para contener el avance del castor es urgente adoptar medidas acordes a la complejidad de la tarea reconociendo cada territorio con sus particularidades. Para eso es necesario implementar estrategias que se hagan cargo del desafío de erradicar esta especie con una mirada sostenible en el tiempo” así lo manifestó la recién asumida seremi del Medio Ambiente, Daniela Droguett, al referirse a uno de los temas que será prioritario durante su gestión.

Esto, en relación a las definiciones que se están realizando en el documento denominado Plan de Gestión para el control y la erradicación del castor, que será presentado al Gobierno Regional de Magallanes para dar continuidad a las actividades que se iniciaron con el proyecto GEF Castor, el que finaliza este año. “Como nueva administración, nos interesa posicionar esta problemática y trabajar estrechamente con los equipos del GORE que coliderarán la implementación de este plan” resaltó Droguett.

Las acciones definidas en este plan se orientan a la conservación de la rica biodiversidad de los ecosistemas australes, amenazados por esta especie. También se da prioridad a la urgencia de restaurar y rehabilitar los paisajes que han sido impactados por la acción de este roedor, originario de América del Norte y cuya presencia en la zona austral ha provocado daños por 73 millones de dólares

Antecedentes

Los expertos del proyecto GEF Castor hacen un balance positivo de estos últimos años en los cuales los esfuerzos y acciones por parte del Estado por controlar a esta especie se han centrado en resolver las brechas que han impedido alcanzar los resultados esperados con los enfoques de gestión anteriores. La propagación del castor por el archipiélago de Tierra del Fuego, y posteriormente por el sector continental de la región de Magallanes, se vio favorecida por diversos factores, como la extraordinaria adaptabilidad de la especie y la falta de depredadores naturales. Pero también, cabe destacar la tardanza en la toma de conciencia respecto al daño ambiental y la urgencia de iniciar acciones de control, ya que desde la introducción de la especie en el lago Fagnano en 1946, pasaron cincuenta años antes de las primeras iniciativas de control de la especie.

Fue así como un primer esfuerzo se orientó en conocer la dimensión del problema, llegando el SAG a estimar que la población del castor era de entre 62 mil a 106 mil ejemplares, a través de un estudio realizado en 1997. “Ante esta realidad, se inició un programa de incentivo comercial a la caza del castor, con fondos regionales cuyo fin era pagar por ejemplar capturado”, explica Felipe Guerra, biólogo y coordinador nacional del proyecto GEF Castor.