¿Puedo uno creer que exista gente que esté alegre con la pandemia?
Bueno, si uno se pone a pensarlo, habrá algunos comerciantes que, gracias al coronavirus, descubrieron que el llamado delivery era la gran idea y que además nadie iba a cuestionarles los precios. Habrá, también, algunas señoras felices de tener, por fin, al marido en casa.
Pero los que le han dado la bienvenida a la pandemia son esos políticos de extrema derecha que juran que, gracias a la epidemia, podrán evitar que la gente vote y cambie la Constitución heredada de la dictadura de las Fuerzas Armadas y Carabineros.
Son esos extremistas que no solo apoyaron la cruel dictadura, sino que colaboraron con ella y que todavía echan de menos ese sistema de represión que tanto les gusta y que aplauden cada vez que los carabineros golpean manifestantes, detienen a periodistas o le disparan a quienes protestan en las calles.
Aparecen esos extremistas políticos, incluyendo algún advenedizo local, que dicen, con voz segura, que debido al coronavirus, no están las condiciones para un plebiscito.
Pero si bien hubo acuerdo en que abril no era el momento adecuado, no hay dudas que el plebiscito se efectuará, les guste o no a algunos, el próximo octubre. Así lo ha dicho el gobierno, así opinan parlamentarios desde Renovación Nacional hasta esos nuevos partidos de izquierda.
Y es que este plebiscito, que durante años rechazaron los gobiernos de la Concertación, de la derecha y de la Nueva Izquierda, fue impuesto por una rebelión ciudadana que demostró que, aburrida de los abusos y de la miopía de los políticos, había llegado el momento de cambiar el sistema vigente en Chile desde 1973.
Habrá plebiscito, habrá asamblea constituyente sin Congreso y habrá un cambio profundo en el esquema republicano del país, pandemias o no.