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Germinador de semillas “made in Tierra del Fuego” abre nuevas oportunidades a los agricultores de la isla  

En Tierra del Fuego, donde el viento corta la piel y los horizontes de coirón parecen no tener fin, siempre hay alguien que busca domesticar la intemperie. Ese alguien se llama Héctor Morales Garrido, agricultor, avicultor, inventor y —sobre todo— un creador incansable que se ha propuesto torcerle la mano a las dificultades.  

Ya lo había hecho antes, cuando construyó el “motel de gallinas más grande de la Patagonia”, un gallinero que ocupó portadas en medios nacionales por su audacia y por el tamaño de los huevos que producía —algunos de hasta 124 gramos—. Pero hoy, Morales quiere volver a ocupar titulares, esta vez con un invento que parece sencillo y que, sin embargo, puede cambiar el destino de la horticultura fueguina: un germinador de semillas inspirado en una incubadora de pollos.  

La idea, dice, le vino de observar lo que conocía. Tenía experiencia con incubadoras y repuestos a la mano. El resto fue intuición, paciencia y prueba. “Siguiendo el principio de la incubadora, armé este germinador. En cuatro días la semilla se transforma en un plantín listo para ir al invernadero. No lo he visto en otra parte, es bien artesanal, pero funciona”, explica, mostrando orgulloso bandejas de lechugas recién nacidas, pequeñas, frágiles, pero listas para echar raíces en la tierra magallánica.  

La solución donde nadie miraba

Hasta ahora, muchos agricultores de Tierra del Fuego dependen de comprar plantines fuera de la región. El traslado es caro, lento y no siempre seguro. “Con este sistema adelantamos el proceso y entregamos un producto de calidad a bajo precio, lo que ayuda a toda la cadena”, resume Morales, consciente de que no solo inventa para sí mismo, sino para los demás.  

Gabriel Zegers, director regional de INDAP, lo reconoce. “Cada vez que venimos acá nos sorprende la capacidad y el impulso a la innovación de Héctor. Los productores deben traer plantines desde otras partes, con mucha heterogeneidad y problemas de adaptación. Con esta máquina ‘made in Tierra del Fuego’ se podrán producir plantines de lechuga, listas para el campo en 25 días, ahorrando 7 a 10 días del proceso normal”, precisó.  

Ese camino no lo ha recorrido solo. Morales cuenta con el respaldo técnico del programa PRODESAL de INDAP y el municipio y el apoyo cercano del jefe de área de Porvenir, Fernando Carvajal, y del ejecutivo Fabián Salazar, ambos de INDAP, quienes lo acompañan en sus iniciativas y valoran la creatividad puesta al servicio de la agricultura fueguina.  

El germinador no es el primero ni será el último invento de Morales. Su historia es la de un hombre que se reinventa una y otra vez. Cuando la crisis aviar y la gripe cerraron el ciclo del motel de gallinas, no se quedó de brazos cruzados. Cambió de frente, volvió la mirada al suelo, empezó a producir compost con restos vegetales y gallinaza, fortaleció su parcela y buscó nuevas formas de sostener el trabajo.  

Lo suyo es resiliencia con ingenio. Y también una convicción: no dejar que la geografía, ni el clima, ni las crisis dicten las reglas.   

Reconocido en varias oportunidades por su ingenio, Héctor Morales es considerado uno de los usuarios de INDAP más innovadores en Magallanes. Con cada iniciativa confirma que la innovación también tiene raíces en la Patagonia, y que es posible transformar las dificultades en oportunidades.