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DOCTRINA MONROE: DOS SIGLOS VIGILANDO EL PATIO TRASERO

Este viernes presenciamos lo que podría ser una escena de un film bélico de Hollywood. Fue el lanzamiento de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, un documento de más de 30 páginas que firma el propio presidente Trump, y que fija las prioridades de su administración en política exterior. El texto ratifica el ideario del movimiento MAGA (Make america great again), y abunda en calificaciones hacia Europa y hacia los organismos internacionales. Sobre Europa no sólo desliza que está en serios “problemas económicos”, sino también señala que estaría “en riesgo de desaparecer como civilización en los próximos veinte años o menos”. Esta idea la vincula con el tema de la defensa, deslizando que varios de los países europeos no estarían en condiciones de sostener su economía y contar con ejércitos “lo suficientemente fuertes para seguir siendo aliados fiables” de USA.
Trump sostiene “Nuestro objetivo debería ser ayudar a Europa a corregir su trayectoria actual”.
La tesis de la decadencia de Europa es promovida por los partidos de ultra derecha europea que pugnan por desestabilizar el sistema europeo, tales como Alternativa para Alemania (AfD), Vox en España, o Victor Orban en Hungría. En una declaración inusualmente explícita para un documento de esta naturaleza, Trump manifiesta expresamente como prioridad apoyar a estos partidos, sus aliados políticos, para que generen resistencia desde dentro, y promuevan el renacimiento del “espíritu occidental”. Los culpables de la supuesta decadencia europea, según Trump, serían la Unión Europea y otros organismos transnacionales. El jerarca estadounidense afirma que estos organismos socavan la libertad política y la soberanía, sus políticas migratorias están transformando el continente y creando conflictos. Además, reitera una imputación que antes han hecho los billonarios magnates de medios digitales, la existencia de censura de la libertad de expresión y la supresión de la oposición política. Esto en directa alusión a las medidas adoptadas en Europa para controlar la difusión de fake news, contenidos falsos, o
discursos de odio.
Un documento de este tipo, de acuerdo a la tradición de USA se suele publicar a inicios de una nueva
administración. Lo particular de la actual publicación es una retórica agresiva, no sólo dirigida en contra de Europa, que ha sido aliado por más de un siglo de los Estados Unidos, sino también por la declarada intención de imponer sus términos en América Latina, a la que se alude como Hemisferio Occidental.
En lo referente a nuestro continente, llama la atención su declaración sobre la aplicación de la doctrina
Monroe, para restaurar la preeminencia de los Estados Unidos. Se menciona incluso un “corolario Trump” de esta doctrina para la restauración contundente del poder y prioridades estadounidenses.
Pero, ¿De dónde surge la doctrina Monroe? Para saberlo debemos retroceder 202 años en el tiempo. El
presidente de USA James Monroe en su mensaje anual al Congreso, el 2 de diciembre de 1823 enunció los que serían los cuatro puntos fundamentales de la política exterior de Estados Unidos.
1.-Estados Unidos no interferiría en los asuntos internos ni en las guerras entre las potencias europeas;
2.- Estados Unidos reconocía y no interferiría con las colonias y dependencias existentes en el hemisferio occidental;
3.- El hemisferio occidental estaba cerrado a la colonización futura;
4.- Cualquier intento por parte de una potencia europea de oprimir o controlar a cualquier nación del hemisferio
occidental se consideraría un acto hostil contra Estados Unidos.
El discurso de Monroe de 1823 se inspira en la preocupación que existía tanto en Gran Bretaña como en
Estados Unidos, de que las potencias continentales intentaran restaurar las antiguas colonias de España en Latinoamérica. La revolución independentista americana que barrió con los dominios coloniales españoles, ocurrió entre la primera y la segunda década del siglo XIX. En consecuencia, eran jóvenes naciones recién independizadas.
Se veía como un riesgo real que las antiguas potencias imperiales europeas tratarán de recuperar sus dominios, Estados Unidos también estaba preocupado por las ambiciones territoriales de Rusia en la costa noroeste de Norteamérica. Inicialmente, la intención fue suscribir una declaración conjunta con Gran Bretaña, para prohibir la colonización futura de América Latina. Esta idea que era apoyada por Monroe y por los ex presidentes Thomas Jefferson y James Madison, encontró oposición en el notable político, y uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, el secretario de Estado John Quincy Adams. Este terminó convenciendo de que el gobierno de los Estados Unidos debía emitir exclusivamente una declaración de política estadounidense.

Desde el punto de vista práctico, la declaración de 1823 del presidente Monroe, era inviable. La protección unilateral de los Estados Unidos sobre todo el hemisferio occidental, era insostenible desde el punto de vista militar.
USA no era aún una potencia militar, por tanto, sólo la actuación de la flota británica, que reinaba en los siete mares podía disuadir a eventuales agresores en Latinoamérica. Lo que en los hechos ocurrió es que las llamadas potencias continentales no tenían aparentemente intenciones serias de recolonizar Latinoamérica. Por lo que la declaración política de Monroe fue ignorada durante décadas fuera de los Estados Unidos. De hecho, en 1833 el Reino Unido ocupó las Islas Malvinas, sin oposición de los Estados Unidos. Pasaron más de 20 años, para que esos principios enunciados por el presidente Monroe se reconozcan como la doctrina Monroe en la política exterior de USA. En 1845 y en 1848 el presidente James K. Polk, reiteró los principios de Monroe al advertir a Gran Bretaña y España que
no establecieran posiciones en Oregón, California ni en la península de Yucatán, en México. Polk reinterpretó la doctrina en función del espíritu imperante del Destino Manifiesto. Ahora afirmaba que las naciones europeas no debían interferir con la expansión territorial proyectada por Estados Unidos. Al concluir la Guerra de Secesión, Estados Unidos concentró tropas en el Río Grande para apoyar la exigencia de que Francia retirara su reino títere de México. En 1867, en parte debido a la presión estadounidense, Francia se retiró.
A medida que el poderío militar y económico de los Estados Unidos se fue acrecentando, la doctrina Monroe se fue reinterpretando y extendiendo. El presidente Theodore Roosevelt en 1904 añadió el “Corolario de Roosevelt” a la Doctrina Monroe estableciendo que, en casos de faltas flagrantes y crónicas por parte de un país latinoamericano, Estados Unidos podía intervenir en los asuntos internos de ese país. Esta declaración va mucho más allá del espíritu original de Monroe, estableciendo un verdadero poder policial en el hemisferio. Sin embargo, los historiadores sostienen que, no obstante, su finalidad era impedir la violación de la Doctrina Monroe por parte de los países europeos. Algunos buscaron reparación económica contra estados latinoamericanos, como lo hicieron el Reino Unido, Italia y Alemania en 1902. Establecieron un bloqueo de la costa de Venezuela para obligar a ese país a pagar sus créditos. Theodore Roosevelt para detener estas acciones envió buques de la Armada de los Estados
Unidos.
El Corolario Roosevelt fue anunciado en 1904 y 1905 como la nueva política latinoamericana dentro del
mensaje anual del Presidente al Congreso de los Estados Unidos. El Corolario de Roosevelt se asoció estrechamente con la política del Gran Garrote de Roosevelt, que exigía la afirmación de la dominación estadounidense. Como consecuencia de esta política, entre la presidencia de Theodore Roosevelt hasta la de Franklin Roosevelt, Estados Unidos intervino con frecuencia en América Latina, especialmente en el Caribe.
Durante las largas décadas de la guerra fría, el gobierno de los Estados Unidos ejerció con mano de hierro el control de América Latina. La doctrina de la seguridad nacional surgida en los años 60´ para neutralizar la influencia de la Unión Soviética en el continente, fue inoculada a los institutos armados y a la oficialidad de las fuerzas armadas de todo el continente. Fueron los años dorados de la Escuela de las Américas de Panamá, donde se graduaron quienes luego encabezarían, los organismos de represión y exterminio de las dictaduras militares.
El anuncio de un “Corolario Trump”, que renueva los impulsos policíacos y cuasi imperiales del gobierno de los Estados Unidos sobre el hemisferio occidental, constituye una señal de alerta para los pueblos del continente. Ni la adhesión incondicional y rastrera al ideario MAGA, va a librar a nuestros países de la arbitrariedad y el chantaje.
Someterse con la esperanza de un trato benévolo, traiciona nuestras tradiciones republicanas y libertarias. Estas nacen con los padres de la patria, luchando por nuestra independencia, y continúan con los presidentes de la República que supieron defender el interés nacional por, sobre todo, y que no temieron enfrentarse al dominio extranjero.
Ernesto Sepúlveda Tornero