Hoy 11 de septiembre recordaremos al Presidente mártir, a los miles de
chilenas y chilenos que entregaron sus vidas por una causa justa y digna.
Hablaremos nuestras palabras de congoja y haremos nuestros el
sacrificio, la dedicación, el compromiso, el testimonio, la fraternidad, el
cuidado y la solidaridad de quienes buscaron justicia y verdad en medio
del sufrimiento.
Diremos nuestras promesas de justicia, verdad, reparación y no
repetición, en democracia.
Instalaremos en nuestra memoria a esos chilenos y chilenas que fueron
desaparecidos, torturados, exiliados, exonerados, perseguidos,
encarcelados, reprimidos, vigilados e insultados.
Quedará escrita en la memoria y en la historia, la vergüenza de isla
Dawson y tantos lugares y recintos públicos donde se violaron los
derechos de cientos de hermanos nuestros, así como el sacrificio
cotidiano de tantos magallánicos y magallánicas que se fueron lejos de
su tierra, que se movilizaron por la democracia, la igualdad, la justicia y
la libertad cuando éstas eran palabras prohibidas.
Hoy la bandera de la Patria está de luto, por quienes nos antecedieron y
nos acompañaron para que Chile sea una nación más libre, mas justa y
más democrática.
Hoy, escribiremos en nuestras conciencias que los derechos humanos
son un valor superior que nos vuelve más dignos y nos hace más
humanos.
Hoy, abriremos nuestros corazones para mostrar la herida que ha
quedado abierta desde hace cincuenta años y que no termina de sanar.
Hoy de cara al futuro, nos miraremos unos a otros, para sellar un nunca
más y que unidos por el dolor, la esperanza y el recuerdo, podemos
movernos por una mejor región y un mejor país.