contador de visitas gratis

LOS HIJOS E HIJAS DE LA SEÑORA JUANITA

Los últimos días hemos sido testigos del recrudecimiento de los ataques entre facciones políticas. No es solo el gobierno progresista el blanco de los ácidos ataques, más allá de los chascarros de distinta envergadura que hemos comentado, y que nadie puede justificar. El objetivo ahora es el núcleo de las políticas públicas impulsadas por este y anteriores gobiernos, con ataques directo a la yugular. El financiamiento de dichas políticas vía ley de presupuestos. No se trata ya de las anuales discusiones sobre aumentar aquí o privilegiar allá, de acuerdo a los intereses de los grupos parlamentarios, de lo que se trata ahora, es de provocar una especie de Shutdown o cierre del gobierno. Tan fanáticos están por aquí de la política del país del tío Sam, que quieren importar la medida que se vive hace más de un mes en los Estados Unidos. Claramente es sólo efectismo político de cara a la sanguinaria contienda electoral que se da en el sector conservador. La constitución chilena no establece que el rechazo de la ley de presupuestos genere el
“cierre del gobierno”, lo que produciría que más de un millón de servidores públicos dejaran de prestar sus servicios y recibir sus pagos. Eso obviamente sería un desastre. Lo que se busca es generar un estado de ánimos con fines electorales. Al conocido rechazo y hastío que muestran las encuestas, se desea propiciar una virtual indignación con el oficialismo, que produzca una avalancha de votos hacia las posturas conservadoras. Una apuesta riesgosa, si se considera el nivel de ofertones que las candidaturas están disparando a diestra y siniestra. Ofertones como la expulsión inmediata de inmigrantes irregulares, los que se estima son 330 mil, y se desconoce cómo se hará para atraparlos, ni de dónde se sacarán los 296 millones de dólares que cuestan los tres mil vuelos de expulsión que son necesarios. O como los ofertones hipotecarios donde el estado se pone con el pie para los créditos bancarios. Afortunadamente desde las
propias filas conservadoras se han alzado las voces de economistas que exigen explicaciones y sobre todo datos, ya que a todas las luces no se puede financiar la fiesta de campaña al mismo tiempo que rebajar el gasto fiscal. Asimismo, severamente cuestionadas están las rebajas de gasto ofrecidas, que implicarían no sólo despedir funcionarios de las áreas de salud, educación, sino también afectar los programas sociales. La guerra desatada por ser él o la representante del sector conservador en la papeleta de segunda vuelta, está haciendo trizas el frágil pegamento que une el archipiélago conservador. Si años atrás el “no lo declararon reo por lindo”, fue el momento peack de la disputa presidencial del sector, lo que se dice directamente, o a través de las odiosas redes de bots, hace ver como una pelea de niños, la disputa que alguna vez protagonizaron el Cote Ossandon con el finado Piñera. Las encuestas al cierre del período legal para hacer estas mediciones, muestran invariablemente que la candidata del progresismo se impondrá en la primera vuelta. Quien representará al sector conservador es más difuso, si bien es cierto José Kast, es el más probable, muchos sondeos dan a Johannes picándole los tobillos. Doña Evelyn que en enero de este año marcaba 32%, hoy virtualmente está pasando a mejor vida, a manos de sus Kamaraden germánicos. Es un poco injusto, es verdad. Ella fue la que hizo todo el gasto de sostenerse como candidata única más de un año, y al desgaste natural que eso produce, se sumó la cáustica campaña de los bots ultrones, que le inventaron de todo para liquidarla. Y finalmente la situación de hoy de la candidatura conservadora es fruto de la fagocitación tan propia de su sector político, que devora a sus figuras para parir otras, en una sucesión sin fin.
¿Dónde queda el ciudadano común y silvestre en todo esto?, Juan Pérez o la señora Juanita, son
totalmente ajenos a las disputas de salón de los que detentan el poder y los que lo detentaron antes. Porque no olvidemos que llevamos 20 años en una veleta que sólo gira en dos sentidos, a derecha y a izquierda. El último presidente que logró traspasar la banda presidencial a alguien de su propio sector, fue el presidente Ricardo Lagos a la presidenta Michelle Bachelet en marzo de 2006. De ahí en adelante hemos ido a los bandazos a un lado y otro. Gobiernos de cuatro años que prometen hacer grandes cambios, pero con minoría parlamentaria, sólo logran avances menores. ¿Quién se acuerda de las promesas de campaña del finado Piñera en 2009?, probablemente sólo su círculo más cercano. Y así con todos quienes han ejercido el poder. Lo único sólido y que permanece hasta ahora, es el avance paulatino de un conjunto de derechos sociales, que van constituyendo un atisbo de sistema de seguridad social. Los ciudadanos de a pie
constituyen los principales beneficiarios de la red de protección social, un ataque directo a este sistema, liquidando su financiamiento, es pan para hoy y hambre para mañana en el gobierno que lo intente. La famosa señora Juanita que protagonizaba uno de los más importantes episodios de la franja del NO en 1988, tuvo muchos hijos e hijas. Son los trabajadores y trabajadoras de hoy, y les ha ido ahí nomás. Porque la mitad de la masa trabajadora chilena gana un ingreso de $611.162 mensuales, lo que significa que la mitad de los trabajadores ocupados gana esa cantidad o menos. Según datos del INE de 2024, la situación es aún más precaria si consideramos que la mediana de ingresos de los hombres es de $698.255, mientras que para las mujeres es de $555.362, lo que refleja la precarización laboral de las mujeres.
La masa de ocupados hoy en Chile bordea los 9 millones, la mitad de esas personas percibe 698 mil pesos al mes si es hombre, y 555 mil pesos al mes si es mujer. Probablemente, estos cinco millones de personas sean beneficiarias de gratuidad en la educación, o estarán postulando a un subsidio habitacional, u otro beneficio social. No parece razonable que las candidaturas presidenciales conservadoras pongan en riesgo el financiamiento de los programas sociales, que alivianan un poco la carga de estas personas, de estas familias trabajadoras. Da la impresión que las candidaturas conservadoras hacen sus discursos frente al espejo, parecen hablarse a sí mismos. Y se sienten muy satisfechos con lo que oyen. Pero fuera de los fuegos de artificio, los voladores de luces y los ofertones sin financiamiento, no se vislumbra cual es la idea de país que ofrecen. El modelo de sociedad que postulan, ya lo conocimos en Chile. Los más viejos lo vivimos, por un
lado, el PEM, el POJ, el 40% de pobreza, y por otro los fabulosos negocios de exportación, las fortunas de especuladores de bolsa, banqueros, y la riqueza amasada por ex miembros del régimen con las privatizaciones truchas de empresas estatales. Pero para saber eso hay que saber historia, y de eso, no se oye padre. El padrón electoral que elegirá a la próxima presidente o presidente de Chile, está integrado por 15.618.167 electores. El 35% de los electores. Seis millones de personas se encuentran entre los 18 y los 39 años de edad. Gran parte de ellos nació cuando Chile ya era un país libre y democrático. En las elecciones de este año por primera vez, serán menos de la mitad del total de electores, las personas que tenían 18 años de edad para el plebiscito de 1988, un 44%, 6.891.037 electores. También será primera vez, que son minoría
quienes votaron por el NO para el plebiscito del 5 de octubre de 1988 entre las candidaturas presidenciales.
Los que tenían edad para votar fueron: Doña Evelyn tenía 34 años; Harold tenía 27 años; José Antonio, tenía 22 años; Franco, 21 años. Todos ellos (a) votaron para que el dictador siguiera hasta diez años más, hasta

  1. El profe Artés que tenía 35 años, sería el único que votó por el NO, aunque probablemente estaba en
    contra del plebiscito. No tuvieron edad para votar, Jeannette Jara que tenía 14 años, Meo que tenía 15, y
    Johannes que tenía 12 años.
    ¿Quién sabrá interpretar mejor a quienes han tenido la oportunidad de nacer y crecer en un país libre?, es
    una incógnita que estamos a días de saber la respuesta. Muy importante también saber quién sabrá
    interpretar mejor a las mujeres, que constituyen el 51,2% del padrón con 8.083.768 electoras. Este es un
    dato relevante, considerando las propuestas ultra conservadoras que apuntan a restringir las libertades en
    materia de salud reproductiva, un botón de muestra es la exigencia de una receta médica para adquirir la
    píldora del día después. Se desconoce la importancia que ha tenido ésta, en la reducción prácticamente a
    cero del embarazo adolescente. Trabajadores, jóvenes y mujeres, serán quienes decidirán la elección
    presidencial de este año, en sus manos estará el destino de Chile. En buena hora, luchamos para tener el
    derecho a elegir. Eso es lo que hacemos en Chile, en democracia, pluralismo y libertad.
    Ernesto Sepúlveda Tornero