Con un invierno calificado como “atípico” por la ausencia de nieve y temperaturas inusualmente altas, la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena enfrenta un escenario climático que inquieta tanto a autoridades como a productores. Para analizarlo en profundidad, la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura convocó en Punta Arenas a agricultores, ganaderos y especialistas en un taller agroclimático que reunió a representantes del sector público, la academia y organizaciones campesinas.
Durante la jornada, los expositores coincidieron en que la escasez de precipitaciones sólidas y la tendencia a temperaturas sobre lo normal configuran un desafío para la temporada de primavera–verano. La seremi de Agricultura, Irene Ramírez, advirtió que la falta de nieve compromete la recarga de praderas y napas subterráneas, afectando directamente la disponibilidad de agua para la producción. “Ya no basta con hablar de adaptación: debemos pasar a la acción frente a los efectos del cambio climático, impulsando sistemas de acumulación y riego más eficientes”, señaló, destacando el rol que cumple la Comisión Nacional de Riego (CNR) en este proceso.
Precisamente, la coordinadora regional de la CNR, Antonieta Rodríguez, puso el acento en el esfuerzo realizado junto al Ministerio de Agricultura “ hemos impulsado un aumento significativo de los recursos destinados a la tecnificación del riego y a la instalación de sistemas de tecnificación y acumulación de agua. Estas medidas buscan fortalecer la resiliencia de nuestros agricultores frente al déficit hídrico y asegurar un uso más eficiente de este recurso vital para la producción agropecuaria en Magallanes.”
En la misma línea, el director de INDAP, Gabriel Zegers, valoró los avances en infraestructura hídrica que han permitido preparar mejor al sector para enfrentar las sequías. “El año pasado se cofinanciaron 45 estanques de acumulación y el anterior 167. Hoy tenemos un concurso abierto para sistemas de riego tecnificado, que permitirán a los agricultores usar cada gota de agua de manera más eficiente. Llegamos más preparados que en 2022, cuando enfrentamos un año muy complejo”, sostuvo.
Los aportes técnicos estuvieron a cargo de investigadores y meteorólogos. Nicolás Butorovic, climatólogo de la Universidad de Magallanes, explicó que la región se encuentra en condición neutral del fenómeno ENSO, aunque no se descarta el regreso de “La Niña” hacia fin de año, lo que traería menos precipitaciones y temperaturas más bajas, con efectos diferidos en la Patagonia. Alejandro Soto, del Centro Meteorológico Regional Austral, complementó la visión señalando que la primavera traerá déficit de lluvia y temperaturas por sobre lo normal, sumado a un incremento en los vientos, factores que acentúan la sequedad del ambiente.
Por su parte, Ángel Suárez, investigador de INIA Kampenaike, presentó datos de la red agrometeorológica regional que confirman un julio con temperaturas sobre lo normal y precipitaciones deficitarias. Aunque los suelos aún conservan cierta humedad, advirtió que la falta de nieve para la recarga de acuíferos es motivo de preocupación: “Será clave que esta humedad se mantenga para asegurar el desarrollo de pastizales. De no ser así, deberemos activar alertas tempranas con los instrumentos disponibles para apoyar a agricultores y ganaderos afectados”.
El taller concluyó con la convicción compartida de que la acción temprana y coordinada será determinante para enfrentar un escenario climático que ya dejó de ser una excepción y que se perfila como la nueva normalidad para la agricultura en Magallanes.