Quienes valoramos la democracia, respetamos a quienes manifiestan sus demandas. Y cómo no, si
los periodistas somos quienes estamos siempre atentos a conocer las necesidades, planteamientos
y opiniones de las personas que conforman una comunidad.
Así, son los colegas de los medios de comunicación quienes han levantado a la opinión pública las
últimas demandas de los pescadores artesanales de Magallanes, quienes hoy buscan una respuesta
y solución para su compleja situación económica.
No compartimos su forma, haciendo barricadas, destruyendo el pavimento e impidiendo el tránsito
libre de las personas; jamás lo avalaremos; sin embargo, nos exponemos y vamos a sus protestas y
cierres de ruta, porque nuestro deber es informar. Esperamos horas que salgan de sus reuniones y
acudimos a los puntos de prensa para atender y dar espacio a sus planteamientos, pero para poder
cumplir con este trabajo, necesitamos respeto.
El rol del periodista es informar, sí; y lo cumplimos con mucho orgullo desde distintos lugares y
ámbitos de acción: los medios de comunicación, las empresas, las organizaciones e instituciones
públicas. En cada uno de estos espacios, nuestra demanda colectiva es respeto por una profesión
que no está dispuesta a tranzar por las libertades ganadas, que defiende la democracia por sobre
todas las cosas y que pone el valor de las personas por sobre intereses políticos, económicos y
sociales.
Lo ocurrido este viernes en la Plaza de Armas de Punta Arenas es simplemente inaceptable. En un
punto de prensa de los pescadores, hubo malos tratos a colegas de reparticiones gubernamentales
y de medios de comunicación que solo hacían su trabajo, cumpliendo con el rol que se les ha
encomendado.
Como Consejo Regional de Magallanes del Colegio de Periodistas de Chile repudiamos tajantemente
el accionar de dirigentes de la pesca artesanal, quienes vetaron a algunos colegas y se expresaron
en malos términos hacia varios de ellos/as. Las profesiones y oficios se respetan; las personas se
respetan; y en eso no vamos a tranzar.
Exigimos a los dirigentes que incurrieron en estos malos tratos, que se retracten y pidan las disculpas
correspondientes, procurando no incurrir en hechos como los acontecidos, que lo único que hacen
es desacreditar sus demandas, su actuar y su calidad humana.